Paradojas olímpicas

La definición más sencilla para la Web 2.0 es la de ser “la web de la gente”, pero la cúpula del olimpismo no parece haberse dado cuenta. A pesar de que un documento titulado Web Accessibility Statement, disponible en el site London2012.com, comienza diciendo que los Juegos Olímpicos y Paralímpicos Londres 2012 “son para todos, donde quiera que sea, no importa sus capacidades, edad, lenguaje u origen”, en realidad, los criterios para la diseminación de información y contenido multimedia relativo a los Juegos Olímpicos sigue estando férreamente limitados por los derechos que se reserva el Comité Olímpico Internacional y los organizadores de cada olimpiada.

La Ley de Libertad de Información del Reino Unido, en vigencia desde 2005, es un instrumento legal que establece que toda persona tiene derecho a recibir información pública necesaria para ejercer su “derecho a saber”.  Esta es justamente la clave: el Comité Organizador de Londres 2012 es una entidad privada y no está sujeta a la obligación de entregar información.

De obligatorio cumplimiento para atletas y personal acreditado el COI estableció un manual para “regir” los posts, blogs y tweets que se resume en que solo se puede postear en blogs o redes sociales material de uso personal. Esto en un intento de asegurarse la propiedad de contenido relacionado con el evento. La comercialización de los derechos de televisión, radio, internet y plataformas móviles asegura al COI la mayoría de sus ingresos económicos. Entre 2008 y 2012 solo por concepto de derechos de transmisiones masivas el COI recibió 3.914 millones de dólares.

El principio básico es que el COI y cada comité organizador de un evento olímpico procura que los poseedores de derechos tengan las facilidades para que generen los contenidos para el país o región que les corresponde. Controlado el origen del contenido, el otro elemento clave es la distribución. Entonces el concepto de “buzz” relacionado a la conversación que hace la gente en las redes sociales es fundamental.

Una muestra de ello ocurrió el 2 de agosto, cuando la gimnasta estadounidense Gabby Douglas ganó la medalla de oro. Entonces, según reportó el blog de Twitter, se trnasmitieron 38 mil tweets por minuto sobre el tema. El enfrentamiento entre Michael Phelps y Ryan Lochte generó 25 mil tweets por minuto.

A casi una semana antes de terminar los juegos, 1,1 millones de tweets se habían publicado usando la aplicación disponible en el site London2012.com para apoyar un país. Otro 1,6 millones de personas seguían la cuenta de Twitter oficial, y 1,5 millones habían dicho “me gusta” en su Facebook oficial. Parece poco si se toma en cuenta que 204 países de todo el mundo participan en los Juegos Olímpicos.

Pero hay otro elemento que pone en duda cualquier cifra que busque cuantificar tweets olímpicos según algún criterio. La sección del site en la que es posible postear un tweet para apoyar algún deporte y/o país, muestra un ranking de países con más apoyo. Sorprendentemente (al momento de escribir este post) lo encabezaba Mongolia con 482.331 tweets; por encima de Estados Unidos, que marcaba 352.232.

Calculen: Mongolia, es un país de 2,754,685 habitantes y 1,564,115.75 km2 (casi el doble del tamaño de Venezuela) logra más tweets de apoyo a sus atletas que Estados Unidos ¿Cuántos tweets hizo cada habitante? Parece imposible.

En síntesis. La televisión y las agencias de noticias seguirán siendo las dueñas del contenido oficial del olimpismo. La Web 2.0 no da dividendos al Comité Olímpico Internacional.

FOTO: Algunos derechos reservados por iwillbehomesoon en Flickr – Licencia Creative Commons: Atribución – Sin obras derivadas


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One response to “Paradojas olímpicas”

  1. Alcides Leon Avatar

    Hay números increíbles sobre la cantidad de datos que generan las olimpíadas. En un post en mi sitio web —http://www.hablandodeti.com– pueden ver que se estima que habrán en promedio 13.000 tuits, mil millones de personas visitarán el sitio web y el alcance potencial de SocialMedia puede hasta duplicar al de las transmisiones de TV. Es sin duda un “big issue” que de aquí en adelante tendrán que enfrentar los organizadores de grandes eventos, y que Londres 2012, sólo ha demostrado que aún los organizadores no están listos para esto. Y probablemente nunca lo estén.

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